De vuelta a la mina

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Aunque todavía me quedan un par de días de vacaciones, he venido hoy a trabajar para aclimatarme. Y lo he llevado con bastante dignidad, si obviamos el llanto, el crujir de dientes, las náuseas y mi ansiedad generalizada. En resumen, lo de todos los años, pero un poquito peor.

El regreso de los muertos vivientes, 2ª parte


Tristeza. Decepción. Impotencia. Rabia. Desazón. Miedo. Cabreo. Desilusión. Cólera. Incredulidad. Espanto. Ira. Dolor. Odio.
Todo esto y algunos sentimientos más que no puedo, no debo o no sé expresar es lo que sentí esta semana cuando vi en vivo y en directo los horribles incendios que calcinaron Carnota, que acompañaron al resto de los habidos en Galicia ¿Qué pena sería la justa para quienes destrozan la vida y la belleza, patrimonio de varias generaciones?

El regreso de los muertos vivientes

Hago un hueco en mitad de mis lamentables vacaciones y me encuentro:
- que mi ordenador se ha vuelto loco y la mitad del teclado no funciona; me lleva horas escribir un párrafo con ayuda del viejo código ASCII
- que mi querida compañía telefónica me factura servicios que no contraté
- que mi ojos se me rebelan y tengo que utlizar mis gafas: soy una versión femenina de Míster Magoo
- que el espejo se empeña en devolver mi imagen corregida y aumentada
- que mi torpeza habitual se multiplica y me golpeo cabeza, tronco y extremidades
- los insectos me toman como banco de pruebas
- y, lo peor de todo, oh mísera de mí, oh infelice, dentro de 16 cortísiimos días vuelvo al trabajo.
Pero mi ánimos mejora ligeramente al ver que al menos hay alguien que me echa de menos. ¡Saludos,RhyssFen!