Volteretas

Un niño de unos cuatro años, después de comprar sus chucherías, está a punto de irse, y le detiene mi compañera:
- Espera, no te vayas, que te voy a dar la vuelta.
Al niño se le ilumina la cara y exclama lleno de alegría:
- ¡Viva, me va a dar la vuelta!
Todavía no sé si era la felicidad que da la virtud del ahorro o si esperaba algún tipo de acrobacia.