Empresa para tiempos de crisis

Y dedicado especialmente a mis amiguitos argentinos:

Piensen en que el conductor de este vehículo, cuando le pregunten a qué se dedica, puede decir: pues llevo una furgoneta del orto

Tunning tierno

Vean lo tiernamente tuneado que está este Seat León:

Frases sueltas

- ¿Tenéis postales de Navidad que no sean navideñas?

(...)

Niño de unos once años, a sus amigos:
- ¡El último que llegue a los cojones es un gallina!

Por cierto, este es el lugar al que tan finamente se refería el chaval:

Pensamientos profundos. O casi.

Este año, en tantos sentidos nefasto para mí, me ha dado sin embargo unas enseñanzas que no estoy segura de si sabré aprovechar.
He aprendido que el problema no es caerse, sino no saber levantarse, o hacerlo a destiempo.
Que el mundo va a girar igual, aunque yo me pare.
He vuelto a comprobar que si hay una salida equivocada, esa es la que eligiré, sin dudar.
También que mi proverbial mala memoria no funciona siempre: no consigo olvidar a quienes me han olvidado.
Que puedo echar de menos a Pepe, al que no he conocido (él no sabe que existo, naturalmente) pero del que incluso conservo una foto...
Que puedo perder la dignidad mil veces, que puedo matar mi orgullo otras mil más, pero sé que, a pesar de todo, en el fondo, sigo siendo una persona íntegra.
Y que si logro mantenerme en pie es porque tengo quien me sostiene, me alienta, me ayuda, incluso en el sentido material, y me quiere. Y la palabra gracias no consigue expresar lo que en realidad siento, pero que se sepa públicamente mi gratitud infinita. Por todo.
Y, finalmente, sabiendo todo lo que ahora sé, habiendo llorado todo lo que lloré (y las lágrimas que me quedan...) no me arrepiento. A veces me gustaría hacerlo, pero no me arrepiento en absoluto. Porque sé que esta persona quejica, timorata, triste e infeliz que ahora soy tuvo sus momentitos. Y, si Dios quiere, volverá a tenerlos.