Los bobos del mes

Yo, en mi magnanimidad, he insititucionalizado unos premios en los que se reconoce la idiotez que destaca sobre la mediocridad general. Los del post anterior fueron finalistas de mis afamados premios Bobos del Mes, pero los justos vencedores fueron estos padres modelo, que antepusieron la salud de su coche a la de su propio hijo.

Si los tontos volasen


Leo en periódico gratuito Qué este sugerente titular: Pasaron la luna de miel encerrados en el baño con otras dos parejas. El antetítulo sin embargo, aclara que no fue por gusto, sino por culpa del huracán Emily, que, insensible él, arruina a cientos sus vacaciones. Los indignados turistas dicen cosas como estas: "Nos metieron en unas habitaciones, las tapiaron y a esperar", "nos metieron en un colegio, durmiendo en colchonetas en el suelo", "ya se acabó, pero nunca lo olvidaré, y reclamaré porque ha sido una vergüenza lo que han hecho con nosotros". Medio país voló por los aires, pero lamentablemente el huracán no se llevó a estos idiotas. Pero tranquilos, mexicanos: Almudena y José Antonio, dos de los "afectados" declaran: "A México no vamos a volver". ¡Qué suerte la vuestra!

Excusatio non petita, acusatio manifesta

Llevo un tiempo sin postear, pero tengo varias excusas:
- Estoy muy ocupada
- Me duele mucho la espalda y no puedo pasarme mucho tiempo sentada ante el ordenador
- Suelo hacer los posts en el trabajo y últimamente no tengo un segundo libre
- Cada vez que toco una tecla tengo urticaria
- Cuando escribo, mis textos se transforman en notas musicales y el sonido producido hace huir a todo ser humano situado en un radio de 5 Kms.
- El aluvión de respuestas a mis posts bloquean al servidor, que me ha pedido amablemente que cesen mis comentarios.
- Mi médico me dice que mi escritura altera el sistema nervioso, el mío y, principalmente, el suyo.
- Y,sobre todo, es que no se me ocurre nada de nada de nada de nada de

El regreso de los Lemmings


Esta interesante noticia sobre ovejas suicidas me hizo pensar en lo tontas que son las ovejas (y lo siento por las que trabajaban en Babe, el cerdito valiente ) y lo mucho que se parecen a las personas. Pero sobre todo me hizo recordar las horas que pasé ante el ordenador intentando que mis Lemmings no se estamparan contra el suelo. Sí, ya sé, pero aunque no soy muy profunda, al menos no lo disimulo.