Bitácora de Alvex

Lean con atención esta noticia que cuenta la real historia de un hombre que, tras un accidente de tráfico sin importancia, secuestró a la otra conductora durante más de 8 horas, la intentó estrangular, le disparó, y al final, tras entregarle a ella la pistola y pedir que le matara, la llevó al hospital. Señores de Hollywood, aquí tienen el argumento de una futura película; yo veo a Jim Caviezel como el torturador-torturado conductor de la grúa, y a Jodie Foster como la valiente víctima. Y a ustedes, amigos, les digo una vez más tengan cuidado ahí afuera, que las cosas se están poniendo difíciles.

Un desastre acuático en el trabajo, un domingo por la mañana, me hizo sumergirme (ya saben lo aficionada que soy a los juegos de palabras ocurrentes) en el apasionante mundo de la fontanería. Los conocidos, por supuesto, no se pusieron al teléfono, así que por el científico método de abrir las páginas amarillas y elegir a uno a voleo, me apereció uno de estos de servicio 24 horas; este llegó, miró, dijo que él no podía arreglarlo, y cobró, tras asegurarme que sólo me facturaba el desplazamiento, 60,90 €. Viene un segundo señor, que me hace un amaño de urgencia para que al menos las otras habitaciones tuvieran agua, y cobra 130 € (más elIVA, of course). Y hoy viene un tercero, que en teoría arregla completamente la avería, aunque lamentablemente no deja en buenas condiciones el calentador de gas; resultado: 230 € + el consabido IVA, y posiblemente tenga que venir un cuarto a arreglar el calentador. Y yo me pregunto ¿por qué los padres quieren que sus hijos sean abogados, médicos, agentes de bolsa? Pero si donde de verdad se hace dinero es en la fontanería.

El XL Semanal de esta semana viene muy interesante. En portada, George Clooney dice: Quiero hacer películas que cambien el mundo. Así me gusta mi chico, además de guapo, sencillo.

Pero no es el único que no tiene abuela. En la misma publicación, en la sección Los desayunos del domingo nuestra vieja conocida Mari Trini nos sale con soprendentes declaraciones, como que Nicholas Ray le propuso hacer la versión femenina de Rebelde sin Causa, aunque al final no salió, y a la pregunta de si Paul McCartney le tiró los tejos, contesta: sí, sí, yo tenía 16 años y era muy mona. Era un hombre encantador. A los que no conozcan o no recuerden a la ínclita, se la muestro en una foto de época.

En fin, que todo el mundo parece ecantado de haberse conocido. Pois que lles medre.

Desde hace un par de horas, a unos 5 metros de mi trabajo, está apostada una soprano que está haciendo un repaso a todo el espectro musical, desde las piezas más clásicas a las más populares, pasando por Negra Sombra y todo el repertorio de Andrea Bocelli. Y yo siento como si alguien se hubiese metido en mi interior y se dedicase a estrujar todas mis tripas, patear mi meninges y taladrar mis nervios. En este momento sería capaz de arrancar mi piel a tiras si con ello consiguiera callar el insoportable maullido de la señora. Sólo hay una imagen mental que me tranquiliza momentáneamente, en la que agarro a la tipa por las piernas y la estampo contra una farola. Y les juro por lo que quieran que soy una persona que de tan pacífica sólo me falta pastar, pero estos chillidos me están superando por momentos. Dicen que la ópera sólo acaba cuando muere la gorda; pues bien, que acabe de una vez o yo misma le doy el finiquito.

Los artífices de los Ig-nobel, de los cuales ya he hablado aquí en un post anterior, han dado a conocer los galardonados de este año. Como siempre, el talento de esos esforzados científicos, con sus injustamente incomprendidos estudios, se ve recompensado con los 15 minutos de fama que todo ser humano merece. De entre los ganadores, mi favorito es el Premio Ig-nobel de la Paz, concedido a unos señores que se dedicaron a monitorizar la actividad cerebral de una langosta mientras ¿veía? fragmentos de Star Wars. Y el de literatura, pues yo soy una de las afortunadas receptoras de ese magnífico fax en el que se me pedían unos milloncitos de nada para acceder a la fortuna de un dictador africano. Vean aquí la lista de los ganadores en castellano.

En este enlace pueden leer como un hombre casi pierde la cabeza en una alcantarilla. No saben como me solidarizo con este sufrido ciudadano, a veces yo también me siento así.

Hoy he salido muy apresurada a observar el eclpse, armada con lo que creía era una protección adecuada, un cristal de soldador del 11. Terrible error: después he sabido que lo mínimo adecuado era uno del 14. Desde entonces vivo sin vivir en mí ¿qué me pasará? ¿lo pagarán mis ya sufridos ojos? Porque veo algo raro... bueno, es cierto que siempre veo algo raro (los que me conocéis ya sabéis la historia) pero además me duele la cabeza. Me tiemblan las manos. Me sudan las orejas. Creo que incluso me está saliendo una horrible mata de pelos en las manos. ¡Oh, cielos, creo que me estoy transformando en...en...algo!

Leo en elmundo.es que unos científicos han dado cuenta de las dos primeras observaciones documentadas de gorilas en su hábitat natural que utilizan herramientas, lo que implica un grado de evolución y desarrollo muy superior a la del habitual en los animales. Una de las gorilas utiliza un palo para calcular la profundidad de una charca y ayudarse de él para cruzarlo, y otra usa un palo para remover su comida y también como puente para cruzar un charco sin mojarse. Los muy fans pueden ampliar sus conocimientos en esta página donde se publicó originalmente el artículo y de donde saqué las fotos que acompañan este post.
Imagino que estarán estupefactos en este momento, pero de vez en cuando me gusta sorprender a mis ¿lectores? con noticias de calado, para que vean que una de vez en cuando tiene sus arrebatos culturales.