Mamá, quiero ser fontanero


Un desastre acuático en el trabajo, un domingo por la mañana, me hizo sumergirme (ya saben lo aficionada que soy a los juegos de palabras ocurrentes) en el apasionante mundo de la fontanería. Los conocidos, por supuesto, no se pusieron al teléfono, así que por el científico método de abrir las páginas amarillas y elegir a uno a voleo, me apereció uno de estos de servicio 24 horas; este llegó, miró, dijo que él no podía arreglarlo, y cobró, tras asegurarme que sólo me facturaba el desplazamiento, 60,90 €. Viene un segundo señor, que me hace un amaño de urgencia para que al menos las otras habitaciones tuvieran agua, y cobra 130 € (más elIVA, of course). Y hoy viene un tercero, que en teoría arregla completamente la avería, aunque lamentablemente no deja en buenas condiciones el calentador de gas; resultado: 230 € + el consabido IVA, y posiblemente tenga que venir un cuarto a arreglar el calentador. Y yo me pregunto ¿por qué los padres quieren que sus hijos sean abogados, médicos, agentes de bolsa? Pero si donde de verdad se hace dinero es en la fontanería.
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