Orden y caos

En un día muy muy duro para mí (ya saben, por el cierre de mi negocio), al menos un niño consiguió arrancarme una sonrisa. Estábamos en plena faena, con toda la tienda como si la hubieran bombardeado,y un niño se asoma y nos dice:
- ¿Que estáis, desordenando?

The end

Bueno, al parecer, esto se acaba. Estoy a punto de terminar esta estapa de mi vida, esta aventura ¿empresarial? que duró tres años pero me hizo envejecer trece. Siento una mezcla de alivio y pena, y, pese a todos los razonamientos, me queda una sensación de fracaso, de que tal vez podría y debería haberme esforzado más, haber hecho algo distinto, resistir.´Aunque todavía no sé qué voy a hacer, he tomado esta decisión y espero que esta vez elija la salida buena. Y si así no fuera, seguro que esa puerta me llevaría a otra puerta, que me llevaría a otra, y esta a su vez a otra... y mientras voy de un lado a otro abriendo y cerrando puertas, como decía Camarón: "por el camino yo me entretengo".

Domingo: día oficial de descanso de los padres

Niño de unos cuatro años, sofocado por haber venido corriendo; me mira con cara expectante y le digo:
- Hola ¿qué querías?
- ¿Chuches?
- Bien, y ¿qué chuches?
- No lo sé
- ¿Gominolas, chupas, palomitas...?
- ¡No lo sé!
El niño ya tiene las lágrimas en los ojos.
- Bueno, tranquilo piénsatelo, no hay prisa
- Es que no lo sé
(...)
- Voy a decírselo a mi madre, a ver si ella sabe qué quiero
Y se marcha corriendo.
Al poco rato vuelve:
- ¿Ya sabes qué quieres?
- No lo sé
- ... ¡Ah! Pues vamos a ver ¿quieres estas chuches?
- No lo sé
Les ahorro el resto de los cinco minutos de conversación, pero creo que pueden imaginarla.
Al final le di un lolly-pop, pero , por su mirada, me dio la impresión de que el niño seguía sin saber si era eso lo que quería.