Crisis, primera persona singular

A mi amiga Loli la han despedido, a ella y a otra compañera. Ella llevaba un tiempo ya intuyéndolo, viendo el poco trabajo que tenían, pero una noticia así siempre es un mazazo espectacular para el que nunca se está preparado. Se suma a la gente que conozco que lo están pasando mal porque están en el paro, han tenido que cerrar sus pequeñas empresas, o que no ven claro que puedan encontrar trabajo: yo misma, sin ir más lejos. Y en mi entorno hay perspectivas ciertas de futuros cierres y despidos
Y sin embargo, en el fondo de mí hay una esperanza, una seguridad en realidad, de que Loli y los demás podrán, podremos espero, salir adelante, porque coraje y corazón hay a chorros. Y ese es el único secreto que existe.

La llamada que casi hice

- Policía local, buenas noches
- Ah, hola, buenas noches. Verá, le va a parecer un poco extraño, pero llamo porque, eh... bueno, no puedo dormir por los mugidos de una vaca. En realidad no son mugidos, son más bien bramidos, o cómo se llame.
- ¿Perdón?
- Sí, hay una vaca mugiendo desesperada y no sé..
- ¿En su casa? ¿ En el edificio? Una vaca
- No, claro que no en mi casa, en el campito que hay delante.
- Bien.
- Verá, sé que parece una tomadura de pelo, pero no lo es. El problema no es que yo no duerma, pero estoy preocupada por la vaca.
- La vaca, claro
- Por si le pasa algo, por si está enferma, o algún animal la está atacando, o...
- Ah, hay más animales
- Bueno, de vez en cuando se oye a un perro ladrar y a un burro rebuznar pero...
- ¿Y no oye alguna gallina cacarear o alguna rana croar?¿Algún lobo aúllar?
- (...) Mire, ya sé que cree que estoy loca. Lo pensé mucho lo de llamar, pero la vaca parece que está sufriendo tanto, son unos gritos desgarradores ¿no le ha llamado nadie más diciéndoselo? Porque se tiene que oír en todo el barrio.
- Pues no, fíjese, nadie se puso a llamar a la una y media de la madrugada para quejarse.
- Ya.
- Ya.
- Pero sin embargo, el sonido es espantoso, espere, pongo el teléfono para que usted lo oiga también
(...)
- ¿Lo oye?
- Pues no, lo siento.
- Pues se oye mucho, créame.
- Y en fin, señora, ¿usted qué quiere, al fin y al cabo?
- Ah, pues... no sé, si pudieran mandar una patrulla para comprobar que el animal está bien...
- (...) bueno, verá, esto es lo que voy a hacer: voy a enterarme de si existe una brigada de policías veterinarios o algo así, y mandarla para que averigüe qué le sucede al pobre bicho.
- Oiga, ya sé que le tiene que hacer mucha gracia, pero creo de verdad que le está pasando algo grave y es necesario hacer algo.
- No se preocupe, señora, vamos a desplegar todos los medios disponibles para evitar que la vaca sufra. Usted mientras tanto intente dormir. Le aconsejo que se ponga tapones en los oídos y se tome un calmante. O mejor dos.
- Pero yo...
- Muchas gracias. ¡¡Buenas noches!!

Tres segundos

Preocupada por mis cada vez más comunes lapsus, que hacen de una conversación conmigo un apasionante concurso de adivinación, decidí por fin que era hora de ir al médico. Así que por la tarde, a través de la maravilla de internet, marqué una cita. El problema es que hace un ratito me decía: ¿qué demonios hizo que me preocupara tanto como para no poder esperar al lunes? Tardé un cuarto de hora en recordar: ¡mi memoria!

Tempus fugit... ay ay ay

Quince días después del cierre, perdón , del inicio de mi nueva vida, sigo sin:_
- saber qué voy a hacer de mi vida
- ordenar todo el caos de mi casa y aledaños
- vender nada de lo que TENGO que vender
- dormir tranquila y relajadamente
- hacer vida social
- dinero
Pero lo que sí tengo son unas ganas locas de descubrir que yo, en realidad, soy una ?????? en potencia. Les agradecería sobremanera su ayuda para despejar las interrogaciones.

Miss Bean se presenta

El viernes,intentando un experimento culinario, logré quemar queso en el microondas. Antes de intentarlo, les advierto: niños ¡no lo hagan en su casa! El olor que deja es insoportable, parecido al que se produciría si quemasen un pollo vivo. He gastado un bote de ambientador, quemado velas, congelado por tener las ventanas abiertas, y nada.El microondas tendré que tirarlo, por supuesto. El sábado, intentando encender una vela, usé nada menos que seis cerillas, haciendo este proceso:
1- Enciendo una cerilla en la cocina
2- Lo llevo a la mesa de la sala
3- Se apaga la cerilla en el trayecto
4- Voy a la cocina y enciendo otra cerilla
5- Repito los procesos 2, 3, 4, 5... Así hasta que un atisbo de inteligencia me abofetea y descubro que sería más fácil si encendiera la cerilla al lado de la vela. Y entonces sí ¡oh sorpresa! consigo encender la vela
Y si sumamos el resto de mini desastres perpetrados por mí, resultó un milagro que la cena resultara incluso rica.