"A veces pienso mal"

Hoy les pongo un fragmento de la película argentina El Frasco. Yo me aplico plenamente la frase, pero en realidad sustituiría el "a veces" por "casi siempre".



Por cierto, y para aclarar las cosas, lo de "pensar mal" aquí no significa pensar aviesamente, sino de manera equivocada o directamente estúpida.

El invierno de nuestro descontento

Me has dicho que tu perro murió, ya hace un tiempo. Me he quedado helada, no sé por qué. Porque no lo había visto más que una vez ¿te acuerdas? Fuimos a la playa. Era un día frío y soleado de invierno, quedamos para pasear por la arena y lo trajiste para que jugara. Sabes que no me gustan los perros, pero el tuyo me cayó bien al instante. No sé, tenía una cara simpática, y parecía buena gente. Estuvimos correteando al borde del agua, de vez en cuando le tiraba un palo y él me lo traía. Si yo estaba distraída hablando contigo, él se paraba y me miraba muy serio y paciente, esperando que yo recogiese el palo y le acariciase, diciéndole lo listo que era; entonces inclinaba la cabeza,modesto, y esperaba otra oportunidad de demostarme que mis elegios los merecía plenamente. Cuando nos sentamos después de una larga hora de paseo y charla, con las chaquetas cubriéndonos por completo y con la respiración humeante, se puso a investigar los alrededores, y de vez en cuando nos traía algún tesoro recién descubierto: una madera finamente labrada por el oleaje, un pedazo de flotador, una cadena oxidada y un cristal brillante y hermoso como un diamante. Este me lo puso directamente en el regazo, y por la cara con que lo miraste no me quedó más remedio que dártelo, a pesar de que me hubiese gustado quedármelo.
Pero de aquella tarde en la playa sólo conservé el recuerdo, ni una foto que pueda dar una ligera idea de la belleza de aquel atardecer, con un sol como pintado a placer sobre un cielo de atrezzo. Tú ya ni vives aquí, ni casi te acuerdas de lo que era esa vida de paseos por la arena, las conversaciones sobre todo y nada, las cervezas en una terraza hasta que las manos no respondían por el frío, y las miradas confiadas. Y por encima hoy me cuentas que tu perro se murió. Y yo no he podido parar de llorar desde entonces, para tu desconcierto y el mío.

Sleepless in Coruña

No puedo dormir porque hay un elefante golpeando la chapa de un camión. Bueno, por el ruido que hace digo yo que es un elefante, aunque también podría ser la avestruz o el camello o alguno de los ponis enanos. O tal vez la mujer del forzudo lo haya dejado por el maestro de ceremonias, que como todos sabemos es el hijo del dueño, y el pobre hombre esté golpeando las paredes de su caravana para no matarlos a los dos. O los payasos estén borrachos, como acostumbran, y estén decidiendo en su estilo pendenciero habitual quién va a hacer de tonto en el próximo número. Es posible también que el trapecista esté ensayando un triple mortal dentro de su casa y se estampe contra la puerta cada vez. O que el malabarista tenga una mala noche y se le caigan sus trastos siempre. O puede que la troupe se aburra y, cogidos de la manito y completamente callados, se dediquen a dar saltos al unísono. El caso es que el ruido no me deja dormir, y si no duermo me da por pensar, y si pienso se me va completamente la olla, como ustedes mismos pueden comprobar.