Sleepless in Coruña

No puedo dormir porque hay un elefante golpeando la chapa de un camión. Bueno, por el ruido que hace digo yo que es un elefante, aunque también podría ser la avestruz o el camello o alguno de los ponis enanos. O tal vez la mujer del forzudo lo haya dejado por el maestro de ceremonias, que como todos sabemos es el hijo del dueño, y el pobre hombre esté golpeando las paredes de su caravana para no matarlos a los dos. O los payasos estén borrachos, como acostumbran, y estén decidiendo en su estilo pendenciero habitual quién va a hacer de tonto en el próximo número. Es posible también que el trapecista esté ensayando un triple mortal dentro de su casa y se estampe contra la puerta cada vez. O que el malabarista tenga una mala noche y se le caigan sus trastos siempre. O puede que la troupe se aburra y, cogidos de la manito y completamente callados, se dediquen a dar saltos al unísono. El caso es que el ruido no me deja dormir, y si no duermo me da por pensar, y si pienso se me va completamente la olla, como ustedes mismos pueden comprobar.