La música amansa a las fieras

Desde hace un par de horas, a unos 5 metros de mi trabajo, está apostada una soprano que está haciendo un repaso a todo el espectro musical, desde las piezas más clásicas a las más populares, pasando por Negra Sombra y todo el repertorio de Andrea Bocelli. Y yo siento como si alguien se hubiese metido en mi interior y se dedicase a estrujar todas mis tripas, patear mi meninges y taladrar mis nervios. En este momento sería capaz de arrancar mi piel a tiras si con ello consiguiera callar el insoportable maullido de la señora. Sólo hay una imagen mental que me tranquiliza momentáneamente, en la que agarro a la tipa por las piernas y la estampo contra una farola. Y les juro por lo que quieran que soy una persona que de tan pacífica sólo me falta pastar, pero estos chillidos me están superando por momentos. Dicen que la ópera sólo acaba cuando muere la gorda; pues bien, que acabe de una vez o yo misma le doy el finiquito.
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