Angelitos


No es cierto que todos los niños sean seres puros y dignos de adoración: hay algunos verdaderamente ahogables, a los que ya desde pequeños se intuye el abominable adulto que lleva oculto en su interior, seres a los que incluso sus padres no soportan y procuran pasar el menor tiempo posible con ellos pero ¡ay!, el problema es que los dejan sueltos y vienen a mí, cual abejas a la miel. Y claro, como no es políticamente correcto abofetear infantes, termino somatizando esa energía reprimida, y aquí me tienen, un día me duele la garganta, al siguiente la mano, hoy la espalda me está matando...