El mundo contra Alvex

Para que vean como me divierto yo, les haré un pequeño resumen de mi semana:
el lunes, empecé luchando contra un blister de regalo de una botella de Martini, armada de cuchillo, tijeras, alicates y con la motosierra en stad-by, por si acaso.
El martes, al final de una laaarga jornada, a punto de marcharme para casa, me quedé encerrada en el cuarto de baño.Después de una hora de lucha, y base de fuerza bruta, logré salir, eso sí, dejando la puerta con el aspecto que les muestro abajo y de mis músculos no tengo imágenes, porque si no ya saben que se las ponía. Cuando llegué por fin a casa, cansada y sudorosa, me dispuse a tomar un albariño fresquito, pero el tapón se me resistió de tal manera que tuve que servirme el vino a gotas, a través de un agujerito mínimo que logré hacer tras ímprobos esfuerzos.
Y ayer por la noche cometí un sensible error: tras haber utilizado lo que yo creía que eran toallitas de bebé, comprobé con amargura que en realidad eran para la limpieza y desinfección del baño. Es que hay años que es mejor no levantarse.