Obviamente

Situaciones reales que sufrí estos días:
1. Puerta cerrada, luces apagadas, bolso al hombro y llaves en la mano. Señora que abre la puerta y pregunta: ah, pero ¿está cerrado?
2. Señor turista que entra y, señalando un bolígrafo Pilot absolutamente normal, pregunta: ¿y ese boli qué hace?. No pude evitar contestarle: ¿escribir?
3. Señora turista que, ante un expositor de postales pregunta: ¿tenéis postales?, y sin dar tiempo a responderle, vuelve a la carga: ¿esto qué son, fotos?
4. Niño que viene todos todos los días y, delante de un expositor de caramelos con el precio marcado, todos todos los días hace la misma pregunta: ¿estas gominolas son a peso? ¿Cuánto cuestan?
Y no me extiendo más por no abrumarles ¿comprenden ahora el motivo de mis nervios?