En busca del tesoro






Después de un par de días introduciéndome en el apasionante mundo de los souvenirs, intentando elegir llaveros, tazas, ceniceros, carteras, juegos de baño, de té, de café, de licor y de sabe Dios qué más, me confieso completamente abrumada. Aunque he tratado de mantener cierta dignidad (ustedes ya conocen mi exquisito gusto), algún búho de cerámica con ribetes dorados, algún platito con repugnante escena typical galaica, alguna vaquita-palillero, alguna navaja-llavero han parado en mi cesta. Ustedes sabrán disculparme, pero al cabo de tres horas encerrada en una nave industrial, es normal que se pierdan reflejos y que el sensor de horteradas no funcione correctamente, pero les juro que fueron unos pequeños descuidos que apenas se notarán en el conjunto.