Historias particulares, IV

"El hijo de mi prima enfermó de leucemia. Tenía apenas 9 años. Sus padres, su familia y amigos e incluso los médicos se conjuraron para evitar que se enterara de nada de lo que le pasaba. Porque era incurable. Nadie mencíonó nunca la enfermedad en su presencia, y trataron de que su vida fuese lo más normal posible, se mostraban alegres y vitales para que fuese feliz. Hacían excursiones, jugaban muchísimo e incluso fueron a Disneyland. Y al cabo de unos meses todo se acabó. Todo. Les quedó el pequeño consuelo de recordar su cara de la alegría durante ese proceso. Siempre estaba sonriendo.
Un tiempo después, cuando consiguieron armarse de valor, decidieron ordenar su habitación, guardar su ropa y demás. Y en el fondo del armario, escondida, encontraron un caja llena de artículos de periódicos y revistas referentes a la leucemia y a otras enfermedades infantiles. Nadie supo nunca de donde había sacado todo aquello."