Historias particulares, III

"Mi madre me llamó, serían las seis y media o siete de la mañana. Me dijo: 'tu tía se está muriendo, ven cuanto antes'. En un momento, nos quedamos solas con mi tía mi madre y yo, pues los demás habían salido a intentar coger fuerzas para soportar su agonía. Mi tía miraba fijamente a mi madre con una expresión que jamás olvidaré, exhausta y asustada. Mi madre le acarició y le dijo: 'te queremos mucho ¿sabes? mucho. Tranquila'. En ese momento volvieron a entrar todos, sin que les hubiésemos llamado. Al ratito, la respiración fatigosa cesó. La besamos todos deshechos en lágrimas, pero sin gritos ni histerias. Entraron una enfermera y una médica, que certificaron la muerte. La doctora se marchó sin dirigirnos una palabra y la enfermera nos dijo, con voz dulce, que iba a necesitar la cartilla y otros datos. Creo por primera vez en esa mañana dije una frase completa, y le pedí que nos dejara un poco más de tiempo. Nos dijo que cuando estuviésemos listos, sin prisas. Estuvimos un rato admirando a esa mujer extraordinaria que nos había dejado, y poco a poco fuimos yéndonos, cada uno aferrado a su movil para avisar al resto de la familia."

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    # by CeL - 10:09 a. m.

    Vuelvo a repetir que me gusta la manera que tienes de transmitir las cosas y con estas historias has vuelto a llegar al corazón. Besos

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    # by Alvex - 10:55 a. m.

    Muchas gracias, eres muy amable, como siempre. Pero yo creo que en realidad no reflejo toda la fuerza de estas historias extaordinarias, y al mismo tiempo tan corrientes, de la gente. Seguiré con los oídos muy abiertos para contarlas.
    Besos