La noche oscura del alma

Estoy a punto de cumplir 45 años. Tal vez por eso, o tal vez por mis circunstancias actuales, mis fantasmas vuelven a rondarme esta noche. Aunque, por supuesto, a lo largo de mi vida ha habido momentos maravillosos, estos se mezclan entre sí hasta diluirse casi por completo y los que se empeñan en volver hoy,completamente nítidos, son los amargos. Y ha habido tanta muerte a mi alrededor, especialmente durante la época central de esos años, que resulta terrible enumerarlas: a un tío mío lo mataron, dos se suicidaron, un primo, un niño adorable de apenas seis años murió en un estúpido accidente con una ventosa de un juguete,otros se mataron en accidentes de trafico, de trabajo, y otros después de luchar contra enfermedades largas y dolorosísimas, que minan tu resistencia porque no hay nada más frustrante que ver sufrir a alguien sin poder hacer nada... Y, sin consecuencia de muerte, intentos de suicidio que hicieron que perdiera completamente la fe en mí misma por mi ineptitud a la hora de ayudar a esas personas que tanto lo necesitaban. Un ictus que afectó a un tío mío, hombre enérgico donde los hubiera, y que ahora tiene serios problemas para comunicarse. Otra tía lleva muchos años postrada, con un alzeimer que se le desarrolló a los treinta y pocos años. Y amigos, también casi familia, que se fueron cuando todavía tenían toda la vida por delante. Sigue habiendo, además, gente luchando contra enfermedades crueles y constantes. Además he sufrido el dolor de separaciones traumáticas, de peleas familiares, de accidentes con secuelas y sustos, de varios casos de depresiones, de crisis de todo tipo, de la lejanía física de seres queridos, del olvido, traición o desdén de quienes consideraba que siempre estarían a mi lado. He visto apagarse a personas brillantes, que se convirtieron en la sombra de lo que eran. En definitiva, miles de grandes y pequeñas tragedias que se fueron acumulando en mi alma y que se reflejan en el rictus de mi cara y en lo opaco de mis ojos.
Pero sé que amanecerá, y lograré recordar que por cada muerte, cada enfermedad, ha habido un nacimiento y una persona que he visto desarrolarse y convertirse en un ser humano bueno y generoso. He visto nacer ilusiones, matrimonios que perduran y se aman a pesar del tiempo y la rutina. Algunos casi delicuentes terminaron siendo abnegados padres de familia, dedicados por entero a hacer de sus hijos personas de bien que mejoren el mundo que les dejamos. También hay hijos entregados y agradecidos, que se sacrifican para cuidar y acompañar a sus padres en su vejez. He visto reconciliaciones que se creían imposibles, la fidelidad de amigos de toda la vida, y gente alegre, amable y valiente que no se deja vencer por las dificultades. Así que tengo que optar por inclinarme por este lado de la balanza y dejar que la esperanza se instale mí. Porque sé que eso es lo más importante de nuestra vida: la posibilidad de renacer cada día.

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    # by CeL - 9:36 a. m.

    La vida que nos sorprende y cuando piensas que no hay esperanzas, un rayito de luz viene ¡no se sabe de donde!,pero viene. Fuerzas y millones de rayos de luz. Besos

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    # by Alvex - 1:11 p. m.

    Después de la noche, siempre llega el día: cada amanecer trae una nueva esperanza.
    Fuerzas y luz para ti también. besos